Casa suspendida
Desde la posición más elevada, inmersos en el silencio y la paz de la colina que reza, contemplamos los extraordinarios jardines, fijando la mirada en los techos de la ciudad, atraídos por la inmensidad, el infinito, el horizonte. No muy lejos de ahí, vigilante, se sitúa la Basílica Notre-Dame de Fourvière.
Y las treinta y siete suites y habitaciones ocupan el sitio de la Antiquaille como si siempre hubiesen estado allí. En la tranquilidad y la serenidad tan bien interpretadas por el decorador Jacques Grange.
“He concebido Villa MAÏA como un refugio: elegante, cálido, cómodo, con habitaciones donde uno tenga ganas de acurrucarse.”
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Jacques Grange